sábado, 16 de febrero de 2013

El día que un hombre te haga temblar sabrás lo que es el amor



Tanto se puede creer en el amor como se puede dudar. Si se practica el segundo se vive una vida donde se edifican paredes de protección con el propósito de no ser dañado. 

Pero con el tiempo y el aislamiento se da uno cuenta que esos muros que fueron puestos ahí como protección se han convertido en nuestra prisión. Y es precisamente el momento cuando la persona hace una decisión de quedarse ahí y morir o iniciar el camino de la liberación.

Por eso cuando me decían “El día que un hombre te haga temblar sabrás lo que es el amor” estas fueron palabras que muchas veces me habían dicho y que con cinismo las había rechazado. Porque mal entendía esa idea por eso desperdicié tantas oportunidades de ser amada. O quizás no quería poner tanta responsabilidad en un ser humano.

Y ahora esa frase redundaba en mi mente mientras mi cuerpo incontrolablemente se sacudía. De tanta fuerza que no me podía parar y sentía que todo me daba vuelta y pensaba desmayar. Momentos tan venerables donde sentí completamente desnuda mi alma la que con celo siempre he cuidado.

En este momento quiero olvidar todo de él. Decirme a mi misma que nada sucedió. Un sueño nada más entre los muchos que me inquietan en las noches Esos ojos, con los que me miraba tiernamente no eran extraños para mí, experiencia que desde mi niñez han estado presente en mis visiones nocturnas. Así que lo siento… esta aquí y es real no lo puedo negar.

¡¡Y por eso le he dicho que lo odio porque me hizo amar!!

¿Se puede sentir tanto por una persona en tan corto tiempo? Siento que lo conozco mucho mas que las horas que pasamos juntos. Ese tiempo que muy bien podría haber sido días, meses, décadas, un tiempo que se detuvo solo para los dos… que se yo? Ahora ya no se nada absolutamente, nada mas que necesito de él.

Y me alegra que haya sido así porque de otra manera mi sentido de rectitud me hubiera vencido. Me arrepiento? no definitivamente no. Se apareció en mi vida y lo disfrutaré a lo máximo. Lo acepto como es y quien es de ahí no me importa nada. Para mí será lo que yo misma experimenté un domingo por la tarde; un hombre con ojos tiernos, manos suaves y que con un toque mágico que tocó mi alma... y me hizo temblar.

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